Qué es la Apatía?: significado, síntomas y cómo superarla!
Qué es la Apatía?: significado, síntomas y cómo superarla!
Nos encontramos ante un día maravilloso; jamás volverás a ver y vivir este día, el universo te ofrece la oportunidad de sonreír un día más y hacer todo lo que te propongas con autoestima alta. Es cierto que nos encontramos un tanto compelidos al disfrute y al placer constante que en ocasiones nos cuesta tanto permitirnos momentos de indiferencia, momentos que nos colmen de la desgana, reposo y ausentes de motivación. Este imperativo de satisfacción debe ser otro de los objetos de atención al abordar el tema de apatía ya que su aparente contraparte «la motivación» también eclipsa un tipo de efecto adverso para la calidad de vida. En el siguiente artículo de Psicoterapia y Psicoanálisis Online te explicaremos el significado de la apatía, sus síntomas y como superarla.
Apatía: significado y definición
Con este artículo no queremos crear una apología a la apatía ni un rechazo a la motivación pero queremos compartir herramientas para instaurar un pensamiento crítico que sea práctico y beneficioso para la salud mental de los lectores.
La apatía es una alteración de la motivación que implica una disminución importante de las conductas dirigidas a un fin, por ejemplo una falta de fuerzas, interés, desapego e indiferencia a algunos de los siguientes eventos:
- Salir a comer con los amigos.
- Hacer deporte.
- Levantarse de la cama.
- Vestirse elegante para una cita con la pareja o amigos.
- Trabajo.
- Establecer vínculos afectivos con amigos y familiares.
- Conversar.
- Tener sexo.
- Comer.
La respuesta emocional en las personas con apatía está muy reducida, lo cual se conoce como afecto plano. Hay una ausencia o reducción de las emociones que generalmente se presentaban en la vida del sujeto como respuesta a un evento determinado. Ya sean emociones de tristeza, enojo, miedo, alegría o vergüenza las personas devalúan o crean una falta de sentido para cualquiera de estas emociones. Esta característica se observa con frecuencia en la esquizofrenia y en algún trastorno depresivo.
A continuación se explican algunos de los síntomas característicos de la apatía:
- Indiferencia cognitiva.
- Indiferencia afectiva.
- Desinterés por el cuidado personal.
- Desinterés por establecer vínculos afectivos.
- Desinterés por iniciar una conversación.
- Dificultad para levantarse por las mañanas.
- Reducida o nula respuesta emocional.
- Pérdida de apetito.
- Desinterés por actividades sexuales.
- Desinterés por actividades que impliquen el contacto con otras personas.
- Poco interés por realizar sus responsabilidades.
- Desesperanza.
- Pérdida de interés por tener nuevas experiencias, aprender.
- Reducción o sensación de que los pensamientos van lento.
- La capacidad de decisión se vuelve muy compleja para la persona.
- Funciones ejecutivas alteradas.
- Alteración de la percepción (en especial siente que el tiempo va muy lento o no es capaz de percibir cuanto tiempo ha pasado de un momento a otro).
Algunas de estas actividades pueden llegar a no realizarse por concluir en una abulia. En el caso de la pérdida de apetito se llega a la poca ingesta de alimentos o a una dieta deficiente.
La apatía está relacionada con una alteración de la motivación, la abulia está implicada en la falta voluntad. Cuando nuestra apatía se presenta en una gravedad muy alta (un deterioro mayor en nuestro funcionamiento en el que no nos permite actuar como normalmente lo hacíamos y nos dificulta el tomar decisiones o nos imposibilita actuar o realizar nuestras responsabilidades) se denomina abulia.
En la apatía existe un desinterés pero aun así pueden llevarse a cabo las actividades, en la abulia hay una ausencia de voluntad de acción o dificultad para iniciar y mantener movimientos a propósito.
La apatía es de los síntomas más frecuentes en los trastornos depresivos. Ese estado de desinterés, indiferencia, aplanamiento afectivo y desesperanza pueden llevar a la reducción de la voluntad de actuar y así también presentarse con una ausencia del placer en actividades que antes lo eran denominado anhedonia, siendo estos síntomas característicos y necesarios para el diagnóstico de un trastorno depresivo.
Había un punto – escribe el Dr. Victor Frankl (1946) – en el que el único estado emocional conveniente y lógico a las circunstancias es, precisamente, la ausencia de la emoción. La apatía funciona como un mecanismo necesario para la autodefensa dentro del cual la realidad se desdibuja y todo esfuerzo y emoción se centra en una tarea: la conservación de la propia vida. La experiencia del Dr. Frankl en los campos de concentración de la segunda guerra mundial le permitió comprender que transcurrido cierto tiempo, los prisioneros se presentaban apáticos ante el sufrimiento de los demás y el propio.
La observación constante de estímulos violentos o aversivos hacen que se pierda de manera progresiva la capacidad de experimentar malestar físico, emocional o cognitivo. El sujeto pasa a ser – como explica el Dr. Frankl – un ente no sensitivo.
La apatía como mecanismo de supervivencia se manifiesta en nuestras actividades aunque no estemos dentro de un campo de concentración. Cuando sufrimos por una ruptura amorosa, la muerte de un ser querido, el fracaso por un mal negocio o una frustración profesional lo último en lo que pensamos es en sonreír y disfrutar del maravilloso día que hay. Pueden presentarse emociones de tristeza o enojo que son inevitables no sentirlas ya que las emociones no se pueden controlar. Aquí es donde la apatía funciona como un bálsamo protector al permitirnos un espacio de soledad e indiferencia de las necesidades de los demás, sobre todo de esa necesidad externa e imperiosa: "¡Tienes que estar bien y sonreír, aún tienes vida y puedes levantar tu autoestima!"
Privar las emociones amplifica la apatía y la vuelve crónica al no dejarla vivir y existir en la vida del doliente. Es aquí donde brindamos la oportunidad para analizar un constante principio de los libros de autoayuda como El pensamiento positivo.
Estar feliz, salir de la zona de confort, sonreír, ser la mejor versión de uno mismo, no conformarse con poco y nunca parar no son un tratamiento. Sin embargo los libros de autoayuda, lo mediático, libretas coloridas, tazas y fotografías nos inundan de esta idea.
El problema surge cuando estas frases motivacionales se utilizan para forzar a las personas a vivir en una especie de dictadura de la felicidad en la que, aunque todo vaya mal, lo importante es permanecer positivos y sonrientes.
Cuando alguien es diagnosticado con cáncer, es muy frecuente que su entorno le insista la importancia de mantenerse positivo. Estas características de obligar a alguien a ser feliz puede encaminar a la persona a aislarse de su entorno por miedo a que se le recrimine por estar triste, ansioso o preocupado. Cada emoción tiene su función. La tristeza, por ejemplo, nos permite adaptarnos a una pérdida significativa en nuestra vida, también puede llevarnos a un aislamiento introspectivo en donde lloramos por la pérdida y comenzamos a comprender los efectos que tendrá.
Confiar nuestra salud a estas frases motivacionales puede llevar a un nivel de autoexigencia y perfeccionismo. Las personas pueden sentir que jamás estarán a la altura de las expectativas y mantenerse en un proceso de frustración y culpa, lo cual puede desembocar en trastornos de ansiedad, trastornos de alimentación o trastornos del estado de ánimo.
En el artículo se describió a la apatía como un mecanismo de supervivencia de cual muchas veces somos privados. El corolario de esta oportunidad de abrir paso a la apatía permite que las personas reestructuren todo aquello que le causa un dolor profundo, desinterés generalizado, indiferencia con las cosas que pueden ser relativamente maravillosas y una terrible reducción emocional.
Al escuchar a las personas que amamos y al hablar nosotros también sobre esta experiencia de apatía permite que nuestras emociones se respeten y se expresen, se nos permite pasar por nuestras fases de apatía.
¿Cómo se combate la apatía? En la apatía debemos escuchar, explorar y atender con prioridad las siguientes situaciones explicadas:
- Las cosas con las que no estamos de acuerdo.
- Cuáles son nuestros intereses prioritarios.
- Ser conscientes de las emociones que estamos experimentando.
- Las posibles causas de mis emociones.
Cada una de estas situaciones es preferible sean abordadas por un profesional clínico.
Bibliografía
Victor E. Frankl. (1946). El hombre en busca de sentido. Editorial Herder.
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https://wa.me/59896623861?text=QuieroPsicoterapia
Lic. Jorge Aquilino Alvarez Sosa
Universidad CAECE (Argentina) 2009
Licenciado en Psicología Social (Articulación Universitaria. Resolución R.M. Nº1214/99)
Licenciado en Psicología (por refrendada la R.M. N° 1214/99 por Resolución Ministerial Aprobada N°1653/16, Carrera acreditada por CONEAU, Resolución N°1112/14)
Egresado con Honores.
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